Hola de nuevo amig@s.
Os voy a contar otro bonito recuerdo de la semana santa, es unos años más tarde, Sevilla.
Tengo recuerdos maravillosos de esa tierra dulce.
Procesiones pasionales, por estrechas calles de paredes blancas, lluvia de pétalos y el viento de orquesta acompañando a las saetas cantadas al aire, desde el fondo y lo mas profundo del corazón y el alma.
El suelo hecho de lágrimas, de alegría, de pena y de promesas.
De cielo, esa torre que brilla con la luna, el sol, y que con el amor de la gente obtiene su brillo mas cegador, la
Torre del oro, es una guía de Dios, un faro de fe.
La giralda y la
plaza de España hacen los coros de una ópera ancestral, sin límites.
La sangre, el Guadalquivir que acaricia con manos verdes las faldas de las "bailaoras" rociando con su arte hasta la mas lejana estrella.
Gracias por estar ahí.
Un abrazo a tod@s.
P. Melitón.